jueves, 6 de marzo de 2008

Sobre la superación personal


El Poema del Niágara (fragmentos)


Mas, cuánto trabajo cuesta hallarse a sí mismo ! El hombre apenas entra en el goce de la razón que desde su cuna le oscurecen, tiene que deshacerse para entrar verdaderamente en sí. Es un braceo hercúleo contra los obstáculos ¡ que le alza al paso su propia naturaleza y los que amontonan ideas convencionales de que es, en hora menguada, y por impío consejo, y arrogancia culpable, -alimentada. No hay más difícil faena que esta de distinguir en nuestra existencia la vida pegadiza y postadquirida, de la espontánea y prenatural; lo que viene con el hombre, de lo que añaden con sus lecciones, legados y ordenanzas, los que antes de él han venido. So pretexto de completar al ser humano, lo interrumpen. No bien nace, ya está en pie, junto a su cuna con grandes y fuertes vendas preparadas en las manos, las filosofías, las religiones, las pasiones de los padres, los sistemas políticos. Y lo atan, y lo enfajan: y el hombre es ya, por toda su vida en la tierra, un caballo embridado. Así es la tierra ahora una vasta morada de enmascarados. Se viene a la vida como cera, y el azar nos vacía en moldes prehechos. Las convenciones creadas deforman la existencia verdadera, y la verdadera vida viene a ser como corriente silenciosa que se desliza invisible bajo la vida aparente, no sentida a las veces por el mismo en quien hace su obra cauta, a la manera con que el Guadiana misterioso corre luengo camino calladamente por bajo de las tierras andaluzas. Asegurar el albedrío humano; dejar a los espírutus su seductora forma propia; no deslucir con la imposición de ajenos prejuicios las naturalezas vírgenes; ponerlas en aptitud de tomar por sí lo útil sin ofuscarlas, ni impelerlas por una vía marcada. ¡ He ahí el único modo de poblar la tierra de la generación vigorosa y creadora que le falta ! Las redenciones han venido siendo teóricas y formales: es necesario que sean efectivas y esenciales.
Ni la originalidad literaria cabe, ni la libertad política subsiste mientras no se asegure la libertad espiritual. El primer trabajo del hombre es reconquistarse. Urge devolver los hombres a sí mismos; urge sacarlos del mal gobierno de la convención que sofoca o envenena sus sentimientos, acelera el despertar de sus sentidos, y recarga su inteligencia con un caudal pernicioso, ajeno, frío y falso. Sólo lo genuino es fructífero. Sólo lo directo es poderoso. Lo que otro nos lega es como manjar recalentado. Toca a cada hombre reconstruir la vida: a poco que mire en sí, la reconstruye. Asesino alevoso, ingrato a dios y enemigo de los hombres, es el que, so pretexto de dirigir a las generaciones nuevas, les enseña un cúmulo aislado y absoluto de doctrinas, y les predica al oído, antes que la dulce plática de amor, el evangelio bárbaro del odio. Reo es de traición a la naturaleza el que impide en una vía u otra, y en cualquier vía, el libre uso, la aplicación directa y el espontáneo empleo de las facultades magníficas del hombre !
José Martí

Escrito en 1882, y aparecido como prólogo a la segunda edición Poema del Niágara, de Juan Antonio Pérez Bonalde, publicada en Nueva York en 1883.
Tomo VII, pp. 223-238.

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