Un cobarde, el que elude los esfuerzos,los sacrificios y peligro que tiene que afrontar su pueblo.Pero no menos cobarde, y traidor por añadidura, es quien traiciona los principios de la vida espiritual por intereses materiales, p. ej., el que está dispuesto a permitir que los que ostentan el poder decidan cuanto es dos por dos.Es traición sacrificar el sentido de la verdad, la honradez intelectual, la fidelidad a las leyes y método del espíritu en aras de cualquier otro interés, incluso los de la patria.Cuando en la lucha de intereses y consignas se pone la verdad en peligro de quedar tan desvalorizada, desfigurada y violentada como queda el individuo, entonces nuestra única obligación es oponernos y salvar la verdad, es decir el ansia de verdad, y erigirlo en nuestro máximo artículo de fe. H. Hesse.
viernes, 24 de marzo de 2017
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